Epílogo de un catarro malicioso y otros males.

Desde la última vez que escribí en el blog han pasado varias cosas:

1.  He estado cosiendo como una loca para un regalo de última hora ( en la próxima entrada ya os cuento de qué se trata)
2. Mi amiga Cris ha venido de Madrid y en toda la semana no hemos parado. LITERAL.
3. Me he pillado un catarrazo que no puedo con mi alma, tengo la voz de Alf y mi cuerpo no responde. ( mensaje subliminal de mi cuerpo dicéndomde que ya pare un poquito y que ahora me lleve una temporadita sin hablar)

El caso es que estoy hecha una mierda y os voy a contar las tribulaciones de esta ama de casa sufridora, de baja, y sin prestación por enfermedad.

No sé si os pasará a vosotras alguna vez pero en mi casa cada vez que yo caigo enferma toooodo se paraliza, de repente el ritmo natural de las cosas se desequilibra por completo, empiezan a surgir como de la nada trastos y ropas en lugares donde antes no estaban, las cortinas quedan a medio descorrer e incluso entra una luz distinta en la casa, huele a desorden y a estancamiento, conclcusion: NEGATIVIDAD

Mi casa está intimamente ligada a mi espiritu, como esté mi casa estoy yo y como esté yo está mi casa, de ahi que sea fácil conocer mi estado de ánimo con sólo echar un vistazo a mi  alrededor, sé que es un gran defecto, y mi amiga Cris diría: " Veeero, tienes que soltaaaar..." y aunque sigo trabajando en ello aún no he conseguido mejorarlo.

Hay quien necesita mimos y abrazos cuando se siente mal, hay quien necesita refugiarse bajo el edredón y simplemente dormir, y hay quien como yo no puede soportar verlo todo manga por hombro, con la consecuente impotencia de que nadie hará nada por solucionarlo; a mi como mejor se me cuida es haciéndose con el puesto de director jefe que queda temporalmente vacante hasta mi recuperación, y ésto, en mi vida, no pasa. Además, todos lo compromisos, los mails no contestados, las tareas pendientes quedan retrasadas o incluso anuladas, y claro, ésto me  genera un mal humor insoportable que mi querido marido no sabe descifrar.

Asi que odio ponerme enferma, porque  mi desequilibrio va retroalimentándose y creeece y creeeece, y cuando por fin me repongo me queda un trabajo maratoniano, directamente proporcional a los dias que he estado de baja en este trabajo tan desagradecido que es ser ama de casa.

En estos momentos me dispongo a contestar vuestros mails y a preparar la entrada con vuetros panelcitos ya terminados.

Un abrazo a todas.