Estoy agotada, ayer me enteré de que Bere había fallecido, Bere, nuestra Bere, la persona que me inició en el pacthwork y con la que tantos ratitos buenos pasamos, luchadora e incansable ... Fue hace casi un año, y yo me entero ahora ... Entonces la losa se hace más grande ... Cómo puede pasar la vida tan sin darnos cuenta? Cómo puedo haber estado sin saber de ella tanto tiempo, de ella, de ellas, Lola, Pepi, mujeres sencillas y fuertes que viven por y para el patchwork... La losa se convierte en culpa o en arrepentimiento ... Y las ganas de coser que tanto me rondan se hacen por fin visibles, como dragones en la noche, me levanto de madrugada, para qué quedarme peleándome con las sábanas, enciendo una pequeña luz en el salón, y coso, sólo coso, cojo hilo y aguja anquilosada todavía del sueño y del tiempo sin coser, y con cada puntada un lagrimón va cayendo y cala poco a poco el monedero que estoy cosiendo, .... Lo descoso, me enfado, duele ... Entonces oigo unos pasos que bajan la escalera, mi hijo de 6 años, precisamente ayer, ironía de la vida, fue su cumpleaños... Y precisamente ayer retomé las clases de patchwork en la mercería de Patri: Trizia, merceria creativa , qué verdad es que el destino nos une y nos separa, nos lleva y nos trae, porque sin yo saberlo ella había estudiado con Bere y la conocía tanto o más que yo ... es entonces cuando la sincronía se convierte en daga mortífera y casi de pasada menciona la muerte de Bere...
No he dormido nada, estoy agotada, y gris, pero aquí, en este lado, son las 7 de la mañana y el día ha comenzado.
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